Quedarse callado es el primer paso para eliminar el ruido exterior que nos irrita y nos quita la paz.
Existe una característica sorprendente del silencio y es la fuerza que tiene para suscitarnos comodidad o incomodidad. Entre dos, el silencio cómodo genera un vínculo especial, una comunicación particular, una fraternidad y complicidad maravillosas. Es no tener que usar palabras para entendernos.
El silencio incómodo por su parte, lleva a mucha preocupación, duda y frustración, sea con otro ser o con uno mismo; incluso se vuelve terreno fértil para alimentar ideas negativas.
Puede ser una buena guía el tratar de discriminar el agrado o desagrado que nos produce y las tendencias a buscarlo o evitarlo.