“El lenguaje es el vestido del pensamiento”. Samuel Johnson
Lenguaje y pensamiento, dos funciones cognitivas, íntimamente relacionadas y que se influyen mutuamente, haciendo que como resultado de las conexiones entre estas dos capacidades, el pensamiento se pueda expresar en forma verbal, y el habla se pueda formular en modo racional. Mientras más rico el lenguaje, más complejo el pensamiento.
La correspondencia entre pensamiento y lenguaje es básica para el desarrollo personal y para establecer relaciones sociales, porque son dos las condiciones que nos hacen esencialmente humanos: el lenguaje articulado, que nos conecta de forma única con los otros, y la capacidad de pensar sobre lo pensado, que nos conecta con nosotros mismos.
El lenguaje es entendido como un recurso, un instrumento, que hace posible la comunicación de nuestros pensamientos y sentimientos, y a su vez, para recibir los de los otros. Son las palabras las que se encargan de darle forma, orden, contexto y énfasis a las ideas que tenemos; ellas también revelan valoraciones. Con las palabras vamos construyendo consensos, las significaciones que estructuran nuestra realidad y la manera cómo nos vemos dentro de la misma.
Por todo lo anterior, creo que es útil crear conciencia de las palabras que usamos.